La primera de ellas tiene que ver cuando Pablo y Silas estuvieron en la cárcel. Dice la Biblia que a la medianoche ellos estaban orando y alabando a Dios. Mi pregunta es ¿qué hacían ellos orando y cantando a media noche y peor aún en medio de la cárcel? Ellos podrían estar durmiendo, pero no lo hicieron, ellos son Pablo y Silas.
Muchos de nosotros al igual que estos dos cristianos estamos o hemos estado alguna vez en una cárcel. No estoy hablando necesariamente de una cárcel física. A lo que me refiero es que en más de una ocasión hemos estado atrapados en una situación o circunstancia de la cual nos ha sido difícil salir. ¡Canta tu canción en el lugar donde te encuentres! Alaba a Dios, ora. La alabanza y la oración tienen el poder para sacarte del lugar donde te encuentres atrapado. Mathew Henry, el comentarista bíblico escribió lo siguiente: “Desde lo profundo y desde las tinieblas debemos clamar a Dios. No hay lugar, no hay tiempo que sean malos para orar si el corazón va a ser elevado a Dios. Ningún problema, por penoso que sea, debe impedirnos alabar”.
Muchos de nosotros al igual que estos dos cristianos estamos o hemos estado alguna vez en una cárcel. No estoy hablando necesariamente de una cárcel física. A lo que me refiero es que en más de una ocasión hemos estado atrapados en una situación o circunstancia de la cual nos ha sido difícil salir. ¡Canta tu canción en el lugar donde te encuentres! Alaba a Dios, ora. La alabanza y la oración tienen el poder para sacarte del lugar donde te encuentres atrapado. Mathew Henry, el comentarista bíblico escribió lo siguiente: “Desde lo profundo y desde las tinieblas debemos clamar a Dios. No hay lugar, no hay tiempo que sean malos para orar si el corazón va a ser elevado a Dios. Ningún problema, por penoso que sea, debe impedirnos alabar”.
La segunda lección que nos deja esta historia se encuentra ubicada en la pregunta que el carcelero le hizo a Pablo: ¿Qué tengo que hacer para salvarme? Y luego la sencilla, pero a la misma vez grandiosa respuesta que le dio Pablo: “Cree en el Señor Jesús, y tú y tu familia se salvarán”.
Creo que aquí se resume el gran dilema de la salvación y la respuesta la da Pablo: Cree en el Señor Jesucristo, nada más. No son las obras, ni la liturgia. Es creer en el Señor Jesús. Y a esto añade algo más: “y tú y tu familia se salvarán”. Esta es una promesa de Dios. Él lo ha dicho, vamos a creer.
Creo que aquí se resume el gran dilema de la salvación y la respuesta la da Pablo: Cree en el Señor Jesucristo, nada más. No son las obras, ni la liturgia. Es creer en el Señor Jesús. Y a esto añade algo más: “y tú y tu familia se salvarán”. Esta es una promesa de Dios. Él lo ha dicho, vamos a creer.